¿Alguna vez sentiste que tu gato disfruta demasiado empujando objetos desde la mesa, mirando fijamente a la nada o acechando tus pies como si fueran su presa? No estás solo. Y lo más sorprendente: la ciencia respalda esa sospecha.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Liverpool y la Universidad John Moores, basado en el análisis de 2.042 familias con gatos, reveló algo que muchos dueños intuían: los gatos podrían tener rasgos de psicopatía. Pero calma: eso no significa que tu minino sea “malo”, sino que posee ciertos rasgos de comportamiento que, en psicología, se asocian a la psicopatía… pero adaptados al mundo felino.
¿Qué significa “psicopatía” en gatos?
En psicología humana, la psicopatía se define por características como manipulación, poca empatía, impulsividad y búsqueda de sensaciones. Trasladado a los gatos, los investigadores crearon el “CAT-Tri+”, un test que evalúa:
Atrevimiento (atreverse a explorar, arriesgarse, no sentir miedo fácilmente)
Desinhibición (hacer lo que quiere, cuando quiere)
Antipatía hacia otros animales o personas (poca empatía, agresión ocasional)
Todo esto se traduce en comportamientos que para nosotros pueden ser curiosos, molestos o simplemente… muy de gato.
Ejemplos reales que dieron las familias
Durante el estudio, los dueños respondieron frases como:
"Mi gato atormenta a su presa en lugar de matarla directamente."
"Mi gato vocaliza fuerte sin motivo aparente."
"Mi gato ignora mis órdenes incluso cuando comprende lo que le pido."
"Mi gato muestra placer al derribar objetos."
Y sí, si tu gato hace la mayoría de estas cosas… probablemente solo sea muy normal en términos felinos.
¿Por qué los gatos muestran estos rasgos?
Desde la psicología animal, estas conductas tienen sentido:
1. Instinto cazador extremadamente afinado
Lo que interpretamos como “crueldad” (atormentar presas, acechar por diversión) es una herencia evolutiva. Los felinos calculan, esperan, juegan con la tensión… es su “zona de genio”.
2. Autonomía absoluta
A diferencia de los perros, que evolucionaron para colaborar con humanos, los gatos conservaron su independencia. Esto explica por qué:
No obedecen órdenes.
Hacen las cosas a su ritmo.
Se frustran si los controlamos demasiado.
3. Manipulación adorable (pero real)
Los gatos aprenden rápido qué comportamientos nos activan. Algunos maúllan fuerte sin razón… porque ya descubrieron que así consiguen comida, caricias o atención. En psicología, eso se llama conducta operante.
4. Búsqueda de estímulos
Muchos gatos necesitan desafíos: trepar, derribar, explorar, acechar. Cuando no los tienen, inventan situaciones… incluso a costa de tu paz mental.
Entonces… ¿tu gato es un psicópata?
No.
Pero sí puede tener rasgos de psicopatía adaptados a la especie, y eso es totalmente normal. De hecho, estos rasgos fueron clave para su supervivencia.
El objetivo del estudio no es etiquetar a tu gato, sino entender mejor su mente, anticipar problemas de comportamiento y mejorar la convivencia.
¿Qué hacer si tu gato muestra estos comportamientos?
Dale más juego: juguetes de caza, plumas, circuitos, estímulos.
Ofrece espacios seguros: estantes, túneles, torres.
Respeta su independencia: forzarlo a interactuar puede aumentar conductas agresivas.
Mantén rutinas claras: los gatos aman la predictibilidad.
Observa si hay estrés: cambios en casa, otro gato, mudanza… todo influye.
Un gato con “rasgos psicopáticos” no es un problema. Es un gato… siendo un gato.
Pregunta final: ¿tu gato encaja en esta descripción?
¿Es de los que te mira fijamente antes de tirar algo?
¿Te despierta con un concierto de maullidos?
¿Atormenta moscas, juguetes o a tus pies?
Cuéntanos: ¿qué tan psicópata es tu gato del 1 al “ya me mira raro mientras leo esto”?
Conclusión
Los rasgos que muchos estudios describen como “psicopáticos” en los gatos no son señales de maldad ni un motivo para alarmarse, sino manifestaciones naturales de su instinto felino. La ciencia simplemente nos ofrece un marco psicológico para entender mejor su carácter independiente, su audacia y su forma única de relacionarse con el entorno. Cuando observamos estos comportamientos desde la etología —la ciencia del comportamiento animal— descubrimos que detrás de cada maullido inesperado, cada acecho silencioso o cada objeto que cae de la mesa, hay una mezcla de curiosidad, supervivencia y comunicación. Conocer estos rasgos nos permite mejorar la convivencia, ofrecerles un ambiente más estimulante y, sobre todo, valorar esa personalidad tan fascinante que hace que vivir con un gato sea una experiencia impredecible… y maravillosa.








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