Desde lejos, el antiguo Egipto parece un mundo de pirámides, faraones y dioses. Pero si miramos más de cerca, entre templos y papiros, aparece un protagonista inesperado: el gato. Elegante, silencioso, protector… y tan querido que llegó a compartir palacios, tumbas y hasta cultos enteros.
Pero hay una pregunta que despierta muchísima curiosidad en todos los amantes de los felinos:
¿Cuántos gatos tenían realmente los egipcios en sus casas y palacios?
Hoy descubriremos cifras sorprendentes, hallazgos arqueológicos de historia increíbles y el por qué este animal llegó a ocupar un lugar tan sagrado en la vida cotidiana del pueblo del Nilo.
El vínculo especial entre egipcios y gatos
Los gatos no solo eran animales de compañía. Para los egipcios, eran guardianes del hogar, protectores de los graneros, símbolos de fertilidad, elegancia y buena fortuna.
Se les asociaba con la diosa Bastet, protectora del hogar, la maternidad y la alegría. Tener un gato en casa era casi una bendición divina, y su presencia se relacionaba con armonía, equilibrio y protección contra plagas como serpientes o roedores.
Por eso, muchas familias no se conformaban con tener uno. Tener varios gatos era señal de estatus, devoción y prosperidad.
¿Cuántos gatos podía tener una familia común?
Aunque no existen registros exactos del número de gatos por hogar, los arqueólogos coinciden en que los gatos eran extremadamente comunes en la vida diaria.
En las viviendas más humildes, solía haber entre uno y tres gatos, que eran cuidados y alimentados como parte de la familia.
Estos gatos no eran "mascotas" en el sentido actual, sino guardianes naturales del hogar: protegían los cultivos, cuidaban los alimentos almacenados y mantenían alejadas a especies peligrosas como víboras o escorpiones.
Para una familia campesina, un gato era una verdadera herramienta de supervivencia.
Los palacios: hogares con decenas y decenas de gatos
La élite egipcia, especialmente los faraones, llevaron esta relación a otro nivel. No solo valoraban a los gatos: los veneraban.
Los gatos vivían entre las mujeres nobles, los templos y las estancias privadas, adornados con joyas, cintas y collares.
Y aquí empiezan las cifras sorprendentes.
Tutankamón y sus más de 200 gatos
En la tumba del joven faraón Tutankamón, los arqueólogos encontraron más de 200 momias de gatos.
Este hallazgo sugiere que durante su vida estuvo acompañado por una auténtica comunidad felina. Muchas de estas momias estaban cuidadosamente envueltas y colocadas como si fueran regalos sagrados, demostrando la importancia de estos animales en su vida y en su tránsito al más allá.
Es una de las mayores evidencias de que los faraones no tenían un “gato favorito”, sino grandes grupos de gatos convivían con ellos en el palacio.
Ramsés II: el faraón de los 400 gatos
De Ramsés II, uno de los gobernantes más poderosos de la historia, se dice que tuvo más de 400 gatos.
Esta cifra, transmitida por relatos y registros históricos indirectos, muestra hasta qué punto la nobleza egipcia veía a los gatos como símbolos de:
protección espiritual,
estatus real,
poder femenino asociado a Bastet,
prestigio religioso.
Es muy probable que estos gatos vivieran en recintos especiales dentro del palacio, cuidados por sirvientes dedicados únicamente a ellos.
El gigantesco cementerio de gatos de Tuna el-Gabal
Ahora bien, si los gatos domésticos te sorprenden… esto te dejará sin palabras.
En Tuna el-Gabal, en la gobernación de Minya, se encuentra el mayor cementerio de gatos del mundo. Allí los arqueólogos han encontrado más de 2 millones de momias de gatos.
Sí, dos millones.
Este número enorme demuestra que los gatos no solo eran mascotas: eran animales sagrados, sacrificados en rituales, ofrecidos en templos y protegidos incluso después de la muerte.
El culto a Bastet generó durante siglos una verdadera “industria religiosa” centrada en criar gatos, momificarlos y ofrecerlos en ceremonias.
¿Por qué tantos gatos?
La devoción egipcia hacia los gatos tenía varias razones:
1. Protección natural
El Nilo atraía plagas, especialmente ratas y serpientes. Los gatos eran la defensa perfecta.
2. Simbolismo religioso
Eran representaciones vivientes de Bastet, lo que los llenaba de un aura divina.
3. Compañeros afectuosos
Los textos antiguos describen a los gatos como tiernos, fieles y cariñosos, igual que hoy.
4. Indicadores de estatus
Cuantos más gatos tenía una familia noble, mayor era su prestigio social y espiritual.
Entonces… ¿cuántos gatos había en el antiguo Egipto?
Aunque no existe un censo felino oficial, podemos estimar que:
Hogares humildes: 1–3 gatos
Hogares de clase media o artesanos: 3–6 gatos
Familias nobles: decenas de gatos
Palacios reales: cientos de gatos, como muestran los casos de Tutankamón y Ramsés II
Y en templos y necrópolis como Tuna el-Gabal, la cifra total fácilmente llegaba a los millones.
Egipto, literalmente, fue un reino gobernado por humanos… pero amado por gatos.
Conclusión: un amor eterno entre humanos y felinos
Hoy, miles de años después, seguimos viendo en los gatos esa mezcla perfecta de misterio, belleza y compañía que tanto fascinó a los egipcios.
Ellos no los eligieron solo por su utilidad: los eligieron porque entendieron algo que todos los cat lovers sabemos muy bien…
Un hogar con gatos siempre es un hogar más feliz.








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