En un hecho que parece sacado de una película, un gato fue capturado mientras intentaba ingresar drogas a una cárcel en Costa Rica. Pero, ¿cómo llegó este felino a convertirse en una herramienta del narcotráfico?
El insólito caso del "narco gato" en Costa Rica
El 6 de mayo de 2025, en la Penitenciaría de Pococí, los guardias notaron a un gato blanco con manchas negras trepando la cerca perimetral. Al detenerlo, descubrieron que llevaba adheridos a su cuerpo dos paquetes que contenían aproximadamente 235 gramos de marihuana y 67 gramos de crack, sujetos con tela adhesiva. Además, portaba hojas de papel, presumiblemente para el consumo de las drogas.
¿Cómo operaba este método de contrabando?
Las autoridades sospechan que los reclusos habían alimentado y domesticado al gato para que regresara al penal. Posteriormente, alguien desde el exterior le colocaba los paquetes con drogas antes de que el felino intentara ingresar nuevamente.
El destino del felino
Tras su captura, el gato fue entregado al Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) para su evaluación y cuidado. Las autoridades están revisando las grabaciones de seguridad para identificar a los responsables de este inusual intento de contrabando.
Un patrón preocupante
Este no es un caso aislado. Desde 2015, se han registrado al menos siete intentos de introducir contrabando en cárceles costarricenses utilizando animales como gatos, perros e incluso palomas. En 2015, una paloma fue capturada llevando 14 gramos de cocaína y 14 gramos de marihuana.
Reflexión final
Este incidente destaca la creatividad y la crueldad de quienes buscan burlar la seguridad penitenciaria. El uso de animales para actividades ilícitas no solo es inhumano, sino que también representa un desafío adicional para las autoridades.
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